Atlantic City


Lou es un viejo jugador que intenta ganar algo de dinero alrededor de los casinos. Para ellos recurre a los ahorros de Grace, su amante, con quien vive una joven llamada Sally, de la que Lou no tarde en enamorarse. Sally es una canadiense que de día trabaja vendiendo ostras y de noche recibe clases de croupier: sueña con llegar a ser algún día la primera mujer que trabaje en el Casino de Montecarlo. Está casada con un traficante de drogas.

1980, Francia, USA, Canadá, 120 min.
Director: Louis Malle Guión: John Guare Fotografía: Richard Ciupka Música: Michel Legrand Intérpretes: Burt Lancaster, Susan Sarandon, Kate Reid, Michel Piccoli Fecha de estreno: 1 de agosto de 1981 Ver en Filmin


Compartieron cartelera el 1 de agosto de 1981

Un comentario en “Atlantic City

  1. Uno de los trabajos más apasionantes del cineasta, en una época de expansión profesional de su carrera (tras «La pequeña» es su segundo trabajo fuera de Francia) y personal (tras una época de persistente depresión e intentos de suicidio, comienza una relación sentimental estable con la propia actriz).

    El film empieza con una demostración de facultades (la antológica escena de Sarandon restregándose limón por el escote y los hombros), y nos pone en clave de cine negro de aroma clásico (años 40) para sumergirnos en esa atmósfera tan fácilmente reconocible del cine de perdedores entre nostálgico, lúcido y feroz (Al inicio se ve un cártel, «Atlantic City de nuevo en el mapa»).

    Con una trama moderna, actual, de seres que buscan desesperadamente la felicidad, un lugar donde existir, donde sentir, y sólo encuentran violencia, pobreza, mediocridad, soledad, la película es un retrato en favor de este tipo de seres, les brinda una oportunidad frente a tanta mala suerte, y es al mismo tiempo una diatriba sobre la ambición, las segundas oportunidades, a la vez que una reflexión sobre la vejez, la decrepitud, el renacer, enfrentada a la ingenua, inmadura y poderosa juventud.

    Magnífica en cuanto a planificación, puesta en escena, ritmo y diálogos, el film cuenta con una inolvidable interpretación (inmenso Lancaster, al final ya de su notable carrera, excelentes Sarandon y Reid, bien un jovencísimo y hoy olvidado Robert Joy, cameo del gran Michel Piccolí y del secundario mas bien televisivo Al Waxman) y una banda sonora bien definida, aportando matices.

    Mas que un buen estudio de personajes, una aproximación fiel y completa, elaborada, muy trabajada y plenamente capaz sobre el mundo que nos rodea, que se convirtió en un clásico instantáneo desde el momento de su estreno.

    Con los ojos de hoy, la película no ha envejecido un ápice, su vigencia y capacidad de sugestión siguen inamovibles, permanece viva en toda su rotundidad.

    Un trabajo valiente, digno de admiración, que demuestra lo lejos que Malle podía llegar. Una gran película.

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