La barrera del sonido


Un ingeniero aeronáutico, convencido de que la barrera del sonido puede traspasarse, no duda en poner en peligro a su propia familia y amigos para lograr sus fines.

akas: The Sound Barrier, Der unbekannte Feind
1952, GB, 118 min.
Director: David Lean Guión: Terence Rattigan Fotografía: Jack Hildyard Música: Malcolm Arnold Intérpretes: Ralph Richardson, Ann Todd, Nigel Patrick, Jack Allen, Denholm Elliott, Donald Harron, Vincent Holman, John Justin, Ralph Michael, Douglas Muir


Un comentario en “La barrera del sonido

  1. Tenía alguna lejana referencia de haber visto esta película hace aproximadamente unos 20 años, pero al revisarla ahora con la mayor atención me he quedado perplejo: es una superproducción en toda regla, que equilibra a la perfección la trama fraternal-humana con la hazaña científica, sin emborronar o descuidar ninguna de ellas.

    Relato apasionante del esfuerzo colosal que supone hacer un descubrimiento que cambia la historia de la humanidad, la cinta no se deja viciar por estereotipos biográficos o apuntes históricos lineales (como sí le ocurre al Billy Wilder de «El héroe solitario»), y en cambio, enriquece esa narración con una historia de amor-odio familiar (el personaje de un jovencísimo Denholm Elliott), con una relación sentimental profunda y sincera (el inicio de la película es ya excelente con la escena del jeep, también la primera cena en la mansión), con un sombrío estudio de la obsesión y de la naturaleza humana, y haciendo que todas se sitúen al mismo nivel.

    Con todo lujo de medios, imágenes documentales para reforzar la credibilidad, escenas aéreas muy bien rodadas para la época, tiene todo el encanto que el relato precisa, así como una inteligente y contextualizada mirada hacia el interior de cada personaje, logrando una entidad que no se ve en el cine de hoy (más enfocado a la espectacularidad que a la versimilitud o las ganas de contar o presentarnos personajes vivos).

    La película reúne romanticismo, dramatismo, espíritu audaz, fé ciega en el progreso, compañerismo, notas de alegría y humor, aviación, ensoñación, intransigencia, muerte y dolor, y en cada aspecto el gran Lean se muestra decidido, capaz, brillante, logrando uno de sus mejores trabajos hasta esa fecha.

    Magnífica interpretación general (el inolvidable Richardson, aquí componiendo su personaje más con la expresividad de su mirada que con sus diálogos; Ann Todd, aquí bellísima y escenificando con maestría un papel enormemente complejo; el veterano Nigel Patrick, estupendo en un papel que en manos de otro actor tenía el peligro de quedarse en un simple bosquejo), para uno de los films más importantes del cine británico de la década.
    A día de hoy, la cinta mantiene sus virtudes intactas, a las que suma ahora el aroma que sólo poseen los verdaderos clásicos.

    Una gran película.

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