Un rey para cuatro reinas


Dan Kehoe es un fugitivo que se esconde en un rancho perdido del desierto, en el que vive una viuda temperamental, la señora McDads, y las cuatro esposas de sus hijos, todos ellos forajidos. Tres de ellos están muertos y el cuarto debe regresar con el botín de un reciente asalto a una diligencia. Kehoe se entera de la existencia de un tesoro enterrado en el rancho, aunque sólo una de las mujeres sabe dónde se encuentra. La presencia del fugitivo provocará diversas reacciones entre las féminas de la casa.

akas: The King and Four Queens, Heisser Süden, Le Roi et Quatre Reines, De Heer en de vier vrouwen, Eventyreren
1956, USA, 81 min.
Director: Raoul Walsh Guión: Margaret Fitts, Richard Alan Simmons Fotografía: Lucien Ballard Música: Alex North Intérpretes: Clark Gable, Eleanor Parker, Jean Willes, Barbara Nichols, Sara Shane, Roy Roberts, Arthur Shields, Jay C. Flippen, Jo Van Fleet

Un comentario en “Un rey para cuatro reinas

  1. Hay un corte brusco (quizá montaje, quizás escena cortada, censurada, mutilada) en una de las secuencias iniciales del film que me sorprendió (tambien brusco corte de banda sonora), en la versión original subtitulada que he podido ver recientemente, y que no recordaba (igual ocurre en la única versión que he visto, doblada, de «La última vez que ví Paris»), que hace un flaco favor al film.

    Por lo demás, se trata de una comedia-romance-western-thriller aventurera, que se nutre de una sabia dosificación de diálogos, elementos espacio-temporales y motivos temáticos, con el inconfundible sonido de Alex North en la banda sonora, con bellos parajes desérticos, con excelente ambientación, planificación y desarrollo, y buenas actuaciones (el ´rey´ mantiene el listón alto pese a ser ésta una de sus últimas películas, Eleanor Parker sublima su típica caracterización de melosa-cínica-inteligente-exhuberante, Van Fleet está insuperable como secundaria de lujo-coprotagonista de la historia como ya demostró en «Al Este del Edén» o «Río salvaje», etc).

    En el otoño de su carrera, el pionero y maestro Walsh parece no conformarse con hacerse cargo solamente de algunos títulos de encargo, y todavía es capaz de rodar un arrogante-estimulante ejemplo de su mejor cine, narrativo, desbordante, vigoroso, a la vez que se nota en ciertos aspectos el cansancio creativo de una carrera ya muy larga (lleva en activo desde los años 10 como extra, actor, guionista, director).

    Pese a todo, Walsh demuestra estar en forma al abordar este proyecto de manera personal, al no hacer un mero vehículo de lucimiento para el mítico Gable, y encontramos rasgos distintivos de su manera de entender el cine (hay planos largos, psicología, enfoques, escenas, detalles que nos remiten a «El mundo en sus manos», «El precio de la gloria», «Tambores lejanos» o incluso «Los violentos años 20», «El arrabal»).

    En cierto modo, la madurez cinematográfica del cineasta ya ha pasado, pero aún hay ecos de su brillantez presentes, e incluso algún homenaje-acto de admiración a coetáneos suyos (John Ford, King Vidor).

    Sin ser ninguna obra maestra, la película cuenta con momentos de gran valía, y tomada como mero entretenimiento es placentera y a ratos deliciosa (guerra de sexos, tensión sexual, traición, espionaje, aislamiento espacial y emocional, opresión, desinhibición).

    Una obra menor si se quiere, pero sólida y hasta contundente, de lo mejor de la última etapa del director. Muy recomendable.

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