Philip Marlowe, detective privado de Los Ángeles, recibe la visita del ex convicto “Moose” Malloy para contratarle para encontrar a su ex novia Velma. Tan solo recibe una fotografía para empezar a buscarla cuando recibe otro encargo, pero nada más llegar a la cita, Marlowe queda inconsciente.
akas: Murder, My Sweet, L’ombra del passato
1944, USA, 95 min.
Director: Edward Dmytryk Guión: John Paxton Fotografía: Harry J. Wild Música: Roy Webb Intérpretes: Dick Powell, Claire Trevor, Anne Shirley, Otto Kruger, Mike Mazurki, Miles Mander Fecha de estreno: 1 de marzo de 1954
Cine negro en estado puro, con imágenes de violencia, muerte, onirismo, miedo, amor, traición, escepticismo, cinismo a lo largo de un alambicado desarrollo donde nada es lo que parece.
Pese a la fama (muy merecida) que acarrea la mejor adaptación de Chandler y personaje («El sueño eterno»), esta cinta logra dotarse de un clima definido, tangible, apoyándose en fotografía de claroscuros y juegos de ´espejos´ que la hacen acaso barroca visualmente en varios momentos, interesante, contrastada y lograda en casi todo el metraje, donde ecos, sucesos y personajes se complementan bien con el espíritu original de la novela, si bien no llega a la maestría que debiera quizá por el trabajo de su nervioso y aquí algo dubitativo director, que malogra parte de las ideas que se van apuntando desde el comienzo del film y solo consigue brillar plenamente desde la segunda mitad hasta el final.
Actores hoy olvidados pero realmente fenomenales (el gran Powell, la fascinante y casi mítica Claire Trevor, secundarios de la talla de Kruger, Mazurki) dan carta de naturaleza a una cinta entretenidísima, a veces arrolladora, con capacidad de perturbar en su recreación rozando el magnetismo de las esencias del género, y que por derecho propio ha colado un par de escenas en la historia del cine.
Un clásico del que todavía puede extraerse mucho jugo, y pese a que le salieron imitadores por todos los costados, y hay secuencias que nos suenan de otros films posteriores, el paso del tiempo o nuestra mirada de espectador actual no son capaces de doblegarla.
En verdad excelente.
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