Ricas y famosas


En los Estados Unidos de los años 40, dos amigas del colegio se separan. Merry Noel deja a Liz Hamilton para casarse. Veinte años después, Merry se ha convertido en una madre y ama de casa a la antigua usanza y Liz se ha revelado como una escritora de cierto prestigio intelectual. Una gira por California permite a Liz visitar la casa de Merry. Allí Merry parece vivir ajena a los problemas, rodeada de un ambiente frívolo y superficial. Pero, Liz descubre en Merry una faceta inédita. Una noche, Merry le lee una novela típicamente consumista escrita por ella misma. Liz reacciona con desprecio. Sin embargo, el éxito sonríe a Merry y pronto sus libros se venden por millares.

akas: Rich and Famous, Riches et célèbres
1981, USA, 116 min.
Director: George Cukor Guión: Gerald Ayres Fotografía: Donald Peterman Música: Georges Delerue Intérpretes: Jacqueline Bisset, Candice Bergen, David Selby, Hart Bochner, Meg Ryan, Steven Hill, Daniel Faraldo, Matt Lattanzi, Michael Brandon

Un comentario en “Ricas y famosas

  1. Cukor saca el máximo partido de las dos actrices, auna clasicismo y madurez, filosofía, sensibilidad y entidad propias en una película que supuso su último y deslumbrante trabajo.

    Pocos directores pueden presumir de llevar 50 años en activo (teatro, cine, excepcionalmente TV), y abordar una obra que irrumpe en el algo aletargado panorama del Hollywood de los primeros años 80, con una sencillez y sinceridad aplastantes.

    Retrato de dos mujeres, pero también de un contexto socio-político matizado, realista, donde se exteriorizan motivos, psicologías, sexualidad, a lo largo de un tono narrativo sin fisuras, de un ritmo sin desmayo, donde la necesidad de contar, ahondar, profundizar ahoga peligros como el letargo, el esteticismo, el contemplar personajes y hechos desde fuera.

    Todo aquello que nunca logran películas de similar pretensión («Eternamente amigas»), que se recrean en dramatismos o inculcar las bondades, la recompensa de mantener una amistad que dura muchos años, si lo consigue este film, que apunta mucho más alto.

    Más que un retrato generacional, un bello, lúcido y fascinante ejercicio de búsqueda de lo esencial, lo intransferible, lo íntimo del ser humano.

    Algunos apuntes bien desarrollados (crisis personal, de madurez, de pareja), terminan de revalidar la profunda valentía de esta magnífica cinta.

    Presunto remake de un clásico menor de los años 40 («Una vieja amistad»), y tomada por algunos críticos como una mera actualización de éste, lo cierto es que ambas películas se parecen muy poco.
    Hay sorpresas en el reparto (una jovencísima Meg Ryan, el olvidado Bochner, el sólido Selby, el efímero Latanzi), y en la ejecución.

    Cine adulto, reflexivo, nada alejado del público, de ese que ahora buscamos en las carteleras y no aparece.
    El gran Cukor en estado puro, acorde con sus mejores momentos («Ha nacido una estrella»).
    Un trabajo digno de un maestro.

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