Mirando hacia atrás con ira


En un pequeño piso de un suburbio londinense conviven Jimmy Porter y su mujer Alison, junto con un amigo común, Cliff Lewis. Los problemas entre la pareja se suceden a diario, pero Jimmy trata de contrarrestar estas situaciones desagradables improvisando números musicales creados al unísono por Cliff, el más joven del trío. Sin embargo, los problemas de Jimmy no acaban en su relación con Alison, sino que se muestra especialmente preocupado por el estado de salud de la Sra. Tanner, una vieja dama por la que siente un enorme afecto.

akas: Look Back in Anger, La Brute, De Woestaard
1958, GB, 98 min.
Director: Tony Richardson Guión: Nigel Kneale Fotografía: Oswald Morris Música: Chris Barber Intérpretes: Richard Burton, Claire Bloom, Mary Ure, Edith Evans, Gary Raymond, Glen Byam Shaw, Phyllis Neilson-Terry, Donald Pleasence, Jane Eccles Fecha de estreno: 9 de marzo de 1966 Ver en Filmin


Un comentario en “Mirando hacia atrás con ira

  1. El ´free cinema´ inglés de los 50-60 consiste en dejar de contar las historias de gente rica-guapa-acomodada y sus alegrias o tristezas, o retratar las etapas históricas con afán de dramatismo o espectáculo, y empezar a reflejar la verdadera condición de la sociedad: la mayoría de la gente es asalariada, trabajadora, humilde.

    Varios jovenes críticos de cine se lanzan entonces a dirigir películas que articulen un nuevo tempo cinematográfico: no es neorrealismo en sentido estricto, no es naturalismo.

    Este film es una de las piezas fundacionales del movimiento, adaptando una obra teatral polémica, y centrando sus esfuerzos en la personalidad, la soledad, la cobardía, la violencia de unos seres atrapados en un mundo que no les admite, en una prosperidad vaga e incómoda, en sueños e ilusiones de cambio, en una huida sin retorno hacia algo mejor que nunca llega.

    La sensación que queda al verla, el poso que te va consumiendo hasta que termina la película, es de incomodidad, de rechazo, pero tambien tienes la sensación de estar dentro, de haber penetrado en el fondo de la historia, de conocer a gente así, de ser tu mismo un poco así.

    Cuando la violencia física y psicológica se muestran de manera tan perspicaz, tan de lleno, uno se pregunta cómo aguantan las personas ese miedo, esa realidad cotidiana (me refiero a contextos como la violencia doméstica actual, las represiones políticas y religiosas, etc).

    Cómo puede resultar poético un universo cerrado, cruel, de desesperanza… Casi siempre el cine se afana por adornar, por fantasear sobre el ser humano, sus inquietudes, su realidad. Esta vez, el afán es conseguir reflejar fielmente en la pantalla las condiciones vitales (internas, externas) de personajes anclados en su propia autodestrucción, en su autocomplacencia.

    Sin efectos lentos, teatrales, con poderosas interpretaciones (Burton, Ure, Bloom), banda sonora no impostada y vibrante, y dirección verdaderamente magistral, la película queda tambien como un claro punto de inflexión en el cine británico de los 50, y un antecedente del cine de denuncia social con carga de lirismo y profundidad de algunas películas, por ejemplo de Ken Loach («Mi nombre es Joe» o «Ladybird, Ladybird»). Extraordinaria.

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