La gata negra


Un hombre busca un viejo amor y encuentra a su amada en un burdel convertida en amante de una madame lesbiana.

akas: Walk On The Wild Side
1962, USA, 108 min.
Director: Edward Dmytryk Guión: Nelson Algren, John Fante Fotografía: Joseph Macdonald Música: Elmer Bernstein Intérpretes: Laurence Harvey, Capucine, Jane Fonda, Anne Baxter, Barbara Stanwyck, Joanna Cook Moore, Richard Rust, Karl Swenson Fecha de estreno: 21 de diciembre de 1962 Ver en Filmin


Un comentario en “La gata negra

  1. Película mítica donde las haya en el contexto de una España atrasada, empobrecida (moral, material, cultural, emocionalmente) y seguidista, donde su muy censurado (y publicitado) estreno supuso poco menos que un hito.

    Melodrama clasicista con enorme carga de sordidez, tabúes y erotismo para el momento de su estreno (meretrices, submundos varios, sadismo, lesbianismo), donde se insinúan y muestran (nunca demasiado explícitamente, claro) aspectos no por conocidos menos provocativos sobre la condición social (intemporal) y la naturaleza humana.

    Para su tiempo, un film que dio en la diana comercial (y en los gustos de los espectadores del mundo occidental), y que avanzaba lo que iba a dar de sí el renovado Hollywood de los años 60, si bien ya hay en estos años otros títulos que empiezan a tratar temas tales como la emancipación femenina y el alcance de la libertad sexual («Confidencias de mujer»), la eutanasia y la paliación del dolor a enfermos terminales («El zarzal»), la necesidad de humanizar el trato a los desequilibrios mentales («Ángeles sin paraíso»), el novedoso suceso de la drogadicción extrema («El hombre del brazo de oro»), el alcoholismo en el contexto urbano contemporáneo alejándose de romanticismo y tópicos («Días de vino y rosas»), la radical separación entre padres e hijos en una sola generación (entreguerras/paz) y sus concepciones de vida diametral e irreconciablemente opuestas («Esplendor en la hierba»), etc.

    Pese a ciertas escenas, y a que el tono general del film despierte suspicacias o decidida simpatía/empatía a los amantes del género, la película va mostrando con el paso de los años sus (marcadas) insuficiencias, altibajos narrativos e incluso el empeño malogrado (por diversas circunstancias de producción) de un director si no brillante sí competente e incluso audaz en más de una ocasión.

    Reparto principal de excepción (la maravillosa y aquí en decadencia profesional -que no artística- Stanwyck a la cabeza, el siempre minusvalorado Harvey en otro papel que revalida su gran trabajo en «Un lugar en la cumbre»), guión no suficientemente trabajado (y algo pobre), un aire claustrofóbico a lo Tennessee Williams que sobrevuela en todo momento, buena crítica social, bosquejo de psicologías no exactamente logrado, y una ambientación destacable, suponen los principales «debe» y «haber» de un film tan coyuntural y sobrevalorado por ciertos sectores antaño como excesivamente despreciado/ninguneado hoy.

    No es una obra maestra ni de lejos (acaso tampoco lo pretende), aunque despierta interés y, para mitómanos, resulta del todo indispensable. Vale la pena echarle un vistazo.

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