El manantial de la doncella


Allá donde fue violada y posteriormente asesinada una bella campesina, nacerá un manantial de agua purísima.

akas: Jungfrukällan, La Fontana della Vergine, La Source, La fuente de la doncella
1960, Suecia, 89 min.
Director: Ingmar Bergman Guión: Ulla Isaksson Fotografía: Sven Nykvist Música: Erik Nordgren Intérpretes: Max von Sydow, Birgitta Valberg, Gunnel Lindblom, Birgitta Pettersson, Axel Düberg, Tor Isedal, Allan Edwall, Ove Porath, Axel Slangus, Gudrun Brost Fecha de estreno: 9 de noviembre de 1961


2 comentarios en “El manantial de la doncella

  1. Una leyenda nórdica de la Edad Media, sirvió al maestro Bergman como base para hacer una de sus mejores obras, en una época de su carrera en que busca las raíces del hombre y la sociedad contemporáneas en la Historia (su siguiente película fue la menospreciada pero bella, inteligente, precisa y nada menor «El ojo del diablo», que entremezcla música y teatro, el más allá y el mundo real, sirviéndose de los mitos de Don Juan, Casanova y Fausto), sin olvidar sus obsesiones ético-estéticas de siempre (la existencia de Dios, la espiritualidad, la muerte, la incomprensión, la incomunicación, la violencia psicológica, el tabú sexual, el amor-odio hacia instituciones sociales como la familia, etc).

    Trabajo bastante asequible para detractores y escépticos del cine de su autor (puede también verse de forma lineal, obviándose con toda tranquilidad dobles lecturas, referencias, intenciones, lineas subliminales y trascendencias más allá de la narración estricta), fue una de sus películas más aplaudidas hasta ese momento, y confirmó definitivamente la carrera (y el prestigio) de Bergman a nivel internacional (Oscar al mejor film de habla no inglesa, Mención Especial en Cannes), tras dos Obras Maestras absolutas anteriores (nada menos que «Fresas salvajes», Oso de Oro en Berlín y premiada en Venecia, y «El séptimo sello», Premio Especial del Jurado en Cannes), y un título verdaderamente difícil pero muy sugestivo («El rostro», Premio Especial del Jurado en Venecia), aparte de una docena de películas de singularidad e interés (desde su debut con «Crisis», su primera gran película fue la hoy desconocida pero excelente y ya plenamente bergmaniana «Música en la oscuridad»).

    Implacable en su retrato de la complejidad y las contradicciones internas del ser humano, en las conexiones «ancestrales» de éste con la naturaleza que le rodea (ambiental, social), visualmente el film es excepcional, y Bergman opta por un relato aparentemente frío y desapasionado, pero en fondo y forma plenamente consciente, milimétrico, preciso, rotundo, que nos muestra la verdadera belleza del hombre (en toda su bondad, en toda su crueldad), y la trascendencia de éste respecto al discurrir de la Historia (que siempre es circular y «se repite»).

    La cinta contiene un clima explícito de tensión y violencia nada usual en su cine hasta entonces (la trama lo requiere), y Bergman concentra todos sus esfuerzos en dotar al film de amplitud, fascinación, matices, preciosismo, logrando vencer los peligros de ensimismamiento, introspección forzada o exagerada, lirismo contemplativo y ritmo injustificadamente lento, que sus críticos injustamente le achacan siempre, y se centra en una narración y unos personajes a los que jamás aborda superficialmente.

    Por una vez en el cine, un acto de denigración-abuso sexual gratuito se plantea con plena capacidad: se enseña lo justo, no se subraya, parafrasea o traiciona su sentido, no se rueda de manera efectista o impresionable, no se recrea en sentimentalismos, no se sube la banda sonora, sino que se muestra en un plano largo, de forma aplastantemente sencilla, con toda su crueldad, a tono con el resto del film.

    Film de resonancias casi griegas, casi bíblicas, destila una poética, un poso, que permanece incólume pese al paso de los años (y van 50), y demuestra que Bergman fue uno de los diez mejores cineastas de la Historia del Cine.

    El hombre, la naturaleza, la sociedad, Dios y la religiosidad, el amor, el crimen, la soledad, el abandono, la muerte, la incomprensión, el afán de venganza, la fábula, la alegoría, el sentido de la vida, la introspección, de todo eso se habla en esta gran película, una de esas obras de fuerte impacto y enorme hondura «escritas con letras de oro en la Historia del Séptimo Arte», que todo aficionado debiera ver al menos una docena de veces en su vida.

    No aparece toda la troupe Bergman (sólo Von Sydow y Lindblom figuran en el reparto), pero sí están presentes la personalidad y el «sello» del cineasta, esta vez pletórico en su capacidad de reflexión, logrando ese cariz universal y ese conmocionar al espectador, con sólo mostrárnos un relato en toda su desnudez, en su máxima extensión.

    Por películas como ésta, uno se hace incondicional-acérrimo de un director como éste.

    Un auténtico clásico de todos los tiempos. Im-pres-cin-di-ble.

    Me gusta

  2. «Cine como sueño, cine con música. Ningún arte pasa sobre nuestra conciencia de la forma que el cine lo hace, directamente hacia nuestros sentimientos, hasta lo más profundo de la oscuridad del alma». (Ingmar Bergman).

    La película que má me ha gustado del extraordinario Ingmar Bergman y en donde de un sencillo guión hizo una historia inmensamente grande.

    Asi pues, Bergman nos cuenta una historia sacada de un poema medieval sueco: la trama arranca cuando Karin, hija del rey Tóre y de la reina Mareta, debe de realizar como cualquier otra doncella todos los veranos la ofrenda de las velas ante el altar de la Virgen. El rey pues, envia a Karin acompañada de una sirvienta llamada Ingrid. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y deja a la doncella sola. Esta prosigue su camino encontrándose a unos pastores de aspecto apacible, se sienta con ellos pero en el transcurso de la comida la atacan salvajemente, violándola y asesinándola. Ingrid presencia la atroz escena desde un escondite. El rey al enterarse de lo sucedido hace de esto una venganza terrible hasta recuperar el cuerpo de su hija…

    Fascinante película, si señor, y además Bergman nos la cuenta de tal manera que es my fácil de entender, en comparación de algunas de sus películas (algo complejas). Aunque como es natural siempre abarcando el temas de la religión y de la muerte.

    Cuenta con unas escenas verdaderamente antológicas, la del baño purificador del rey, y sobre todo, cuando brota el manantial al recoger el padre el cuerpo de su hija, son escenas de verdad muy dificil de olvidar dado su gran realísmo.
    Muy buena la fotografía en un intenso blanco y negro (dando la sensación de estar compartiendo la historia junto a los personajes), a cargo de Sven Nykvist, un consumado director de fotografía y para muchos considerado como uno de los mejores de todos los tiempos y ganador de dos Oscar, al lado de Bergman, «Gritos y susurros» y «Fanny y Alexander».

    Magistral como siempre Max von Sydow, dando vida a ese rey, hombre justo y religioso, pero que el asesinato de su hija, hace de él un ser donde la piedad no tiene sitio, memorable su interpretación, pero sin olvidarnos de Brigitta Velberg o de Gunnel Linblom, todos actores fetiches del genial director sueco.

    En fin, una magnífica película, para mi la mejor como digo de este director, aunque la mayoría opten por «El séptimo sello», pero es que de verdad amigos mios, aqui nos encontramos con una auténtica maravilla.

    «El manantial de la doncella» logró el Oscar a la mejor películas de habla no inglesa. Y mención especial en el Festival de Cine de Cannes. A parte de innumerables galardones más.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.